domingo, 10 de agosto de 2008

Por variar





Para la niña de los ojos tristes todo era vacío. Hacía mucho tiempo que había dejado de sentirse viva con el gran sentido que esta palabra tiene, aunque solo los que la han perdido loconocen. La vida es todo, es ilusión, es ganas de levantarse, de sonreír, de llorar, de perder o de ganar, de comerse el mundo, de cometer locuras, de atreverse, de acobardarse... la vida es lo bueno y lo malo y estás muerto cuando no tienes sensaciones ni sentimientos. Así se sentía ella.
Entonces sonó el teléfono. Lo dejó sonar. Espero a que alguien lo cogiera pero nadie lo hizo y finalmente descolgó el auricular. La voz de él sono fría, sin sentimientos, un golpe para ella, pero se armó de valor y contestó. La conversación no duró más que unos segundos y a ella le había dado un vuelco el corazón, su frío y muerto corazón. Se encontraron junto con todos los demás en un parque desierto. A ella le pareció que solo existía él y todos los demás eran un sueño o quizá todo fuese una pesadilla. Le observaba de reojo, mirando sin mirar, con dulzura, con dolor, intentando darle con una mirada todo lo que no podía. Nunca podría.
Entonces llego una chica. No era impresionante, pero era guapa. La conocía poco, tenía fama de ligerita de cascos, de lanzarse a cualquier ser vivo al cuello, siempre para morder aunque no siempre de la misma forma. Le abrazo, le sonrío con picardía, él la miraba con su falsa indiferencia. Y ella sentía la rabia, el dolor, el miedo, la fuerza renovada y la fragilidad... sentía tanto que se sintió desbordar y de nuevo volvió el vacío, pero estaba vez dolía como cien puñales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque lo siento como un choque salvaje ese inevitable desarrollo tuyo, y añoro a aquella chavalita con la que preparaba comida para todo un campamento... ha sido una muy gustosa sorpresa descubrirte transformada en una persona más madura y disfrutar con la escritora que llevas dentro.

Un beso muy grande de esta caceroloncia que te quiere mucho

Sugarglider dijo...

Hola Elisa.
Soy Luis, el amigo de tu tío Miguel, ¿te acuerdas de mí?
Caroli me pasó el enlace de tu blog.
Sabiendo como sabía lo que desde pequeña te gustaba leer, no me extraña descubrir ahora a una escritora en potencia... ánimo, y sigue adelante.
Te incluyo en mi lista de blogs, y te invito a que visites el mío cuando quieras.
Besos grandes.
Sugar.